La crisis económica que está provocando, entre otras cosas, en todo el mundo la galopante subida de los precios del petróleo es una muy mala noticia, sobretodo y como siempre, para los colectivos más desfavorecidos. No descubrimos nada si decimos que los hay que se forran a costa del mal de la mayoría: las multinacionales del petróleo, los grandes especuladores... Hasta los gobiernos que llevan un alto porcentaje de impuestos sobre los derivados del petróleo, son reticentes a proponer medidas de ahorro energético.
Parecería que los ciudadanos de a pie no tenemos más recurso que el pataleo y la resignación y no es cierto. Podemos tomar nuestras medidas, algunas muy eficaces. La más directa es reducir el consumo familiar de gasolina/gasóleo de nuestros coches, calefacciones, etc. Analizar en casa qué usos del coche son superfluos y sustituirlos por la bicicleta o el paseo, compartir el vehículo con vecinos y familiares para ciertos usos (ir al trabajo, a la compra...), reducir 10 Km/hora la velocidad punta en los viajes...
En cuanto a calefacción y aire acondicionado, también hay medidas eficaces que se pueden tomar: Regular el termostato del sistema de calefacción (un par de grados más bajo en invierno), subir un par de grados el termostato de los aparatos de aire acondicionado..., no afectarán demasiado al confort de nuestra casa.
Con éstas y otras medidas similares, a nivel familiar, ahorraremos dinero que falta hace tal y como se están poniendo los precios; reduciremos el gasto de nuestro país en productos petrolíferos (si baja la demanda, bajará el precio) y contribuiremos notablemente a la lucha contra el cambio climático.
Desde nuestros centros educativos tenemos mucho que decir al respecto, nuestros alumnos pueden ser muy eficaces a la hora de trasladar a sus familiar medidas de este tipo y de ponerlas en marcha.
Seguro que en lo que queda de curso encontramos el tiempo suficiente para reflexionar sobre el tema y desarrollar actividades de concienciación sobre ahorro energético.